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El momento que cambió el tablero

En el vertiginoso mundo de la moda de 2025, donde las colaboraciones entre casas de lujo y gigantes del deporte son una moneda corriente, es fácil olvidar el momento exacto en que el tablero de juego cambió para siempre.

Hace ya cinco años, en un 2020 marcado por la incertidumbre global, Louis Vuitton, bajo la dirección visionaria del inolvidable Virgil Abloh, lanzó una iniciativa que hoy se estudia como un hito cultural: la primera colección cápsula LV por NBA.

En retrospectiva, aquel lanzamiento no fue solo una colección de ropa; fue una declaración de intenciones, un espectáculo digital y el inicio de una era que fusionó el parqué con la pasarela de una forma nunca antes vista.

 

Una experiencia digital en el Madison Square Garden

Hoy, en 2025, recordamos aquel momento como un acto casi profético. La casa francesa, en lugar de optar por un desfile tradicional, se asoció con el templo del baloncesto, el Madison Square Garden (MSG), para crear una experiencia de venta virtual que fue, en sí misma, una obra de arte.

En un Nueva York silencioso, Louis Vuitton desplegó un ballet tecnológico de drones FPV (visión en primera persona) que sobrevolaron la cancha vacía del mítico estadio.

El logo LV, proyectado en el centro de la cancha, brillaba junto a la icónica silueta de la NBA, transformando la arena en un santuario donde el deporte y el lujo comulgaban en un silencio reverencial.

Los invitados, desde sus hogares, podían navegar por este espacio digital, descubriendo cada pieza de la colección como si estuvieran en una galería de arte futurista.

El inicio de la asociación

Aquella asociación había comenzado a principios de año con la creación de un objeto tan opulento como simbólico: el estuche de viaje hecho a medida para el trofeo Larry O’Brien.

Pero fue la colección de ropa y accesorios la que materializó la filosofía de Abloh. Su genio residía en su capacidad para narrar historias a través de la moda, y para LV x NBA, concibió el armario del jugador de baloncesto moderno en torno a tres momentos clave: el viaje, la llegada al partido y la rueda de prensa.

Tres momentos clave en la colección

Viajes

Abloh propuso un chándal de cachemira gris, una pieza que elevaba la comodidad a la categoría de lujo supremo, adornado con gráficos sutiles inspirados en las líneas de un balón de baloncesto.

Llegada al partido

Ese momento capturado por cientos de flashes se manifestó en piezas audaces como una chaqueta de cuero con capucha en el azul eléctrico de la NBA y el ya legendario bolso Keepall, reinventado con un detalle de red lateral que evocaba una canasta, un guiño lúdico que desató la imaginación.

Rueda de prensa

El momento de la formalidad y la declaración se tradujo en trajes de corte impecable y camisas de vestir que fusionaban la sastrería de Louis Vuitton con la autoridad del atleta.

La fusión de símbolos

La brillantez de la colección radicaba en la sutileza con la que los emblemas de ambas instituciones se entrelazaban.

El logotipo de la NBA se deconstruyó en un elegante patrón de pata de gallo que adornaba trajes y corbatas, mientras que las iniciales LV se bordaban con orgullo en la espalda de una chaqueta universitaria.

Los bolsos, lienzos de la maison, se tiñeron con los colores rojo, azul y blanco del logo de la NBA.

De aquella primera entrega, piezas como la mochila multibolsillos con correas blancas en contraste y los mocasines clásicos con la insignia de la NBA se convirtieron en objetos de culto instantáneo.

Más allá de la moda

La colección se completaba con una línea de joyería que sellaba la conversación entre el deporte y la artesanía, y culminaba con la pieza definitiva: el baúl LV x NBA, un armario de dos puertas diseñado para albergar la vida de un campeón.

Un legado cultural

Mirando hacia atrás desde 2025, el lanzamiento de la primera cápsula LV x NBA fue mucho más que una exitosa estrategia comercial.

Fue la piedra angular del legado de Virgil Abloh en Louis Vuitton, la prueba tangible de su habilidad para derribar las barreras entre el streetwear, el lujo y la cultura popular.

Estableció un nuevo estándar para las colaboraciones, demostrando que podían ser profundas, narrativas y culturalmente resonantes.

Hoy, esa primera colección se recuerda no solo por su diseño innovador, sino como el momento en que el rugido de la cancha y el susurro del lujo comenzaron a hablar el mismo idioma, un eco que, cinco años después, aún resuena con fuerza en la industria.

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